18 No os acordéis de las cosas pasadas, ni
traigáis a memoria las cosas antiguas. 19 He aquí que yo hago cosa nueva; pronto
saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos
en la soledad.
Isaías 43:19
Hay
veces que pasamos situaciones complicadas, difíciles, imposibles, desesperadas,
en las cuales no vemos la luz al final del túnel. También no es menos cierto que nuestro pasado como maleta de bronce lastra nuestro futuro y no deja que fluya la felicidad y el gozo en nuestro interior.
Dios a través del profeta Isaías
llama a Su Pueblo a olvidarse del pasado y mirar al futuro, que este se llene de sueños, de proyectos, de
promesas, de bendición en el más amplio sentido de la palabra, material y
espiritual. Les habla de un futuro glorioso y ¿hay algo mayor que la venida de
del Hijo de Dios a la Tierra de los mortales?
El apóstol Pedro en su primera
epístola dice de este acontecimiento lo siguiente:
“Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros,
inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando
qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba con ellos,
el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que
vendrían tras ellos. A estos seles reveló que no para sí mismos, sino para
nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os
han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en
las cuales anhelan mirar los ángeles” (1º Pedro 1:10-12).
Nosotros tenemos el privilegio de
gozar de las promesas de los tiempos antiguos y todas ellas las podemos
alcanzar a través de la fe”
Muchas personas de fe vivieron
antes del nacimiento de Cristo esperando esta promesa, la redención de toda la
humanidad por la gracia de Dios y por medio de la muerte de Cristo en la cruz.
Este pasaje está muy relacionado
con Isaías 40:2 “Voz del que clama en el
desierto: Preparad camino a Jehová, enderezad calzada en la soledad a vuestro
Dios”. Todo valle será alzado y bajado todo monte y collado y lo torcido se
enderece y lo áspero se allane. Y se manifestará la gloria de Jehová y toda
carne conjuntamente la verá, porque la boca de Jehová ha hablado”.
El pasado puede atarnos de tal forma que no veamos que
todo puede cambiar pues a nuestro lado está Dios que tiene poder suficiente
para cambiar nuestra vida por completo. Tenemos que salir de nuestro estado de
confort y dar pasos en la dirección del cambio y nuestro Señor hará el resto.
Si seguimos en nuestra situación de pecado, o nuestro pasado nos ata de tal
forma que impide ese cambio, o nos convence que ya no hay solución, que Dios ya
no quiera saber nada de nosotros, no podemos obtener el perdón y la bendición
de Dios. En otras ocasiones el diablo aprovecha los recuerdos de nuestro pasado para atarnos y mantenernos inmóviles y posteriormente destruirnos, provocando que dudemos sobre la gracia y el perdón de Dios.
Pero Jesús dijo.
"Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga."
Mateo 11:28-30 Reina-Valera 1995 (RVR1995)
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