jueves, 15 de noviembre de 2018

El verdadero arrepentimiento


“Nunca es tarde para el arrepentimiento y la reparación.”


Charles Dickens

Hoy 14 de noviembre y luego de largo silencio la iglesia Católica en España hizo un comunicado sobre la pederastia en el seno de la iglesia y en dicho manifiesto se dice: “... no son ni más ni menos responsables que el resto de los españoles … en España existe una campaña mediática y política en contra de la institución”. La respuesta, podíamos decir que es políticamente correcta; así se han defendido y se defienden todos los políticos siempre; y nosotros también. Cuando nos dicen que algo no lo estamos haciendo correctamente acusamos al otro que está a nuestro lado: “él hace lo mismo” o incluso le recordamos al que nos acusa de todo lo que él hizo mal en el pasado o presente.

La iglesia Católica a lo largo de toda su historia, en todo el mundo, hizo muchas barbaridades e incluso en nombre de dios. Y escribo aquí el nombre "dios" en minúscula porque el Dios con mayúscula detesta y detestará todas esas atrocidades. Se critica la acción de los nazis en la Segunda Guerra Mundial pero la institución Católica no se queda atrás. Pero yo no soy el que voy a juzgar, sino que seré igualmente juzgado por Dios. Siempre ha ocurrido lo mismo y siempre ocurrirá, no queremos reconocer nuestros errores, nuestra culpa, nuestros pecados y los disfrazamos justificándolo con las circunstancias: fueron tiempos pasados, las compañías, la familia, …. igual que Adán le echo la culpa a Eva y Eva a la Serpiente. Jesús dijo a los habitantes de la ciudad de Capernaúm: “Y tú, Capernaúm, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades serás abatida, porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en ti, habría permanecido hasta el día de hoy. Por tanto os digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma que para ti.»” (Mateo 11:23-24). ¿Era peor la conducta de los habitantes de Capernaún que la de los habitantes de Sodoma y Gomorra?, ¡Qué va, ni por asomo! No había los mismos niveles de depravación. Ellos se creían sin necesidad de arrepentimiento no eran de pecadores como los de Sodoma y Gomorra,   pero no creían a Jesús y a su palabra y al no arrepentirse de sus pecados y de sus faltas no alcanzarían la vida eterna, y el veredicto a los de Sodoma y Gomorra sería más tolerante que para los de Capernaúm. Esto da que pensar.

El verdadero arrepentimiento requiere que, una vez que tenemos conocimiento de pecado cometido que no nos disculpemos ante Dios, sino todo lo contrario, que nos arrepintamos allí en lo más profundo de nuestro corazón, reconociendo nuestro pecado y sin poner ninguna disculpa para justificarnos y cambiar de actitud de forma radical con ayuda del Espíritu de Dios. Eso fue lo que hizo David cuando el profeta Natán le comunico su pecado y entendió que era digno de la muerte: “Entonces dijo David a Natán: —Pequé contra Jehová. Natán dijo a David: —También Jehová ha perdonado tu pecado; no morirás. 14 Pero, por cuanto con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová, el hijo que te ha nacido, ciertamente morirá. (2ª Samuel 12:13).

Reconoció en el mismo instante su pecado y no puso ninguna disculpa, esa es la actitud correcta para obtener el perdón de Dios y así obtuvo el perdón de Dios aunque también sufrió su castigo. En la parábola del hijo pródigo la actitud es la misma: El hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.” (Lucas 15:21).

La altivez, la soberbia, el no reconocer el pecado, el poner disculpas, el mentir, … no lleva a buen puerto. Solamente el arrepentimiento y reconocer que hemos pecado primero en contra de Dios y luego contra los que hemos ofendido o perjudicado, nos lleva al perdón, a la restauración y a la obtención de la vida eterna.

Hay un texto muy ilustrativo en el libro de Proverbios: "El que oculta sus pecados no prosperará, pero el que los confiesa y se aparta de ellos alcanzará misericordia”. (Proverbios 28:13).

Otra cosa que debemos tener en cuenta es que el diablo en momentos de debilidad siempre nos va a atacar mostrándonos cuan imperfectos somos y como hemos pecado una y otra vez con el fin de destruirnos, pero en esos momentos debemos acordarnos del siguiente texto del profeta Isaías:

Lavaos y limpiaos, quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos, dejad de hacer lo malo, aprended a hacer el bien, buscad el derecho, socorred al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. »Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; aunque sean rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana».
Isaías 1:16-18

Dios pone delante de nosotros y de forma gratuita el perdón: “Deje el impío su camino y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar”. (Isaías 55:7).

Como cristianos debemos ser luz en este mundo y guía para aquellos que conocen a Dios y para los que no le conocen, no podemos ser piedra de tropiezo. Nuestra conducta, contraria a los mandamientos de Dios, puede ser piedra de tropiezo para que otros no lleguen a los pies de Cristo.

Como cristianos también tenemos la obligación de perdonar: “Perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben” (Lucas 11:4). No hace falta que comente aquí la explicación de Jesús sobre este texto.

Y concluyo con el siguiente texto bíblico:

¡Cuán bienaventurado es aquel cuya transgresión es perdonada, cuyo pecado es cubierto!
 (Salmos 32:1)

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