lunes, 5 de noviembre de 2018

La familia es lo más importante


“La casa y las riquezas son herencia de los padres, pero don de Jehová es la mujer prudente”.
Proverbios 19:14

El que encuentra esposa encuentra el bien y alcanza la benevolencia de Jehová”.
Proverbios 18:22


Si alguien importante para nuestras vidas, alguien famoso, un rey, un presidente, alguien relevante en el mundo de las finanzas, etc. nos hiciese un regalo especial a nosotros, desde luego no lo abandonaríamos ni lo descuidaríamos, todo lo contrario lo protegeríamos para que nadie nos lo pudiese robar o llevar, que no se deteriorase, lo colocaríamos en una vitrina, y lo mostraríamos a todos los que nos visitasen. Nuestra pareja, nuestra esposa, es un regalo de Dios y no podemos descuidar ese regalo de Dios, debemos poner todos nuestros cuidados en ella. También así de los hijos, los padres, etc. Debe ser lo primero en nuestra vida como seguidores de Cristo, después del amor y respeto que debemos guardar a nuestro Dios.

Cuando ofendemos a nuestra pareja o esposa estamos despreciando ese regalo de Dios, nosotros no maltrataríamos ni despreciaríamos ese regalo preciado, valiosísimo que alguien importante nos ha regalado, no podemos tampoco dejar a un lado a nuestras esposas y menos a nuestros hijos o hijas: “Herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre”. (Salmo 127: 3). Nuestra obligación es cuidarlos, educarlos, corregirlos, exhortarlos y hacerlos hombres y mujeres de bien, y esto incluye la enseñanza de los mandamientos de Dios. Como dijo el sabio Salomón: Instruye al niño en su camino, y ni aun de viejo se apartará de él” (Proverbios 22:6).

En el día de hoy un tema de gran preocupación en la sociedad occidental es la violencia machista, solo en España unas 60 mujeres o más mueren por esta causa al año, esto no pasaría en una sociedad cristiana, donde la esposa es el vaso frágil, el regalo que Dios da al esposo, lo más apreciado por Dios como bendición para el esposo como persona, para su hogar, como ayuda idónea,  etc… Esa bendición es mutua pues en ningún momento en la Palabra de Dios la mujer queda en un segundo plano ni es considerada menos que su esposo, sino que ambos son una sola carne.

Nuestra obligación delante de Dios es cuidar esa relación personal e íntima entre los dos y con el Señor cada día de nuestra vida. Nosotros nos equivocamos en nuestras decisiones o acciones pero Dios nunca se equivoca, él sabe lo que es mejor para cada uno de nosotros. Las relaciones humanas no son fáciles en muchas ocasiones, pero si continuamos en los caminos del Señor al final de la prueba saldremos fortalecidos y comprobando que aquella persona que Dios ha puesto a nuestro lado es la idónea, buscada con esmero por nuestro Señor y que nos va a dar muchas más alegrías que tristezas y que estará ahí en esos momentos realmente difíciles y complicados.

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