viernes, 30 de noviembre de 2018

El amor verdadero


Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.

En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.

Juan 13:34-35


En toda la Biblia se insiste en cultivar, cuidar y procurar que el amor (uno de los frutos del espíritu), crezca en el creyente a tal punto que sea igual y con la misma intensidad a lo que Dios sintió por nosotros de tal manera que envío a su único Hijo a pagar por nuestros pecados siendo él sin pecado y sin culpa.”Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).


El apóstol Pablo reconoce que otras muchas cualidades y dones cesarán pero éste, el amor, perdurará por siempre: “El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará”. 1ªCorintios 13:8.


El mismo Jesús en su mensaje recuerda que toda la ley depende de dos mandamientos cuya base es el amor: Jesús le dijo: —“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.” Éste es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas (Mateo 23:37-38, Romanos 13:8-14, Gálatas 5:1).


El amor es la esencia de la Ley, y debe ser la esencia del cristiano: “en esto conocerán que sois mis discípulos, si tuvierais amor los unos con los otros” (Juan 13:35). Es fácil decir amo a Dios, pues este sentimiento y las acciones que conllevan quien realmente sabe si las cumplimos es el mismo Dios, pero lo complicado es amar y no solo de palabra a los hombres y mujeres que conviven cada día con nosotros, con sus virtudes y con sus defectos, en momentos de alegría y en momentos de tristeza e incluso cuando nos han ofendido por algún motivo, y cubriendo incluso sus necesidades. El amar requiere un esfuerzo, un sacrificio; debemos estar preparados y dispuestos incluso a perder de nuestros derechos, de nuestras comodidades materiales, de nuestro tiempo,… para cumplir con lo que Dios demanda de nosotros. El apóstol Juan lo aprendió muy bien como discípulo de Cristo y lo tenía totalmente interiorizado y así escribe en su primera epístola:


“En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.”

1ªJuan 3:16-18


El Señor Jesús en el Sermón del Monte, cuando expuso los principios doctrinales de su reino, dijo:


“Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos”.
Mateo 5: 44-45

Esta es la pura esencia del amor de Dios que no está vinculado a la actitud o conducta del otro o a lo que podemos obtener a cambio.

La pregunta es: ¿Estemos dispuestos a amar no de palabra ni de lengua sino en verdad y demostrándolo con nuestros hechos?

viernes, 23 de noviembre de 2018

Escudriñando en la ley de Dios


Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí”.

Juan 5:39 (RVR1995)

La sociedad actual moderna, que ha evolucionado tecnológicamente hasta límites nunca soñados, a medida que avanza y ve la cantidad de cosas que es capaz de realizar la mente humana va abandonando a Dios y deja de creer, cuestiona todas las leyes que Él ha transmitido a lo largo de los tiempos al hombre y las abandona. Jesús hablando de los últimos tiempos de la vida del hombre en este planeta Tierra dijo: «… ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles? Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿hallará fe en la tierra?» (Lucas 18:7).

Al contrario que ocurre con la tecnología, la vida en nuestro planeta avanza hacia el caos, la destrucción y la corrupción, la injusticia, la mentira. La violencia crece hasta tal punto que casi estamos inmunizados y curados de espanto. Y ya estamos viviendo una falta de fe en Dios generalizada. Acatamos las leyes de los hombres pero rechazamos las leyes de Dios.

Hoy escuchaba en las noticias que en los últimos estudios sociológicos en España sobre la sexualidad cada vez los jóvenes se inician en el sexo a una edad más temprana y su conocimiento de este tema en la mayor parte de las ocasiones es a través de la pornografía y ninguna de estas conductas le beneficia en nada en su educación. Cito textualmente: “los jóvenes recurren por curiosidad y dudas al porno «e interiorizan unos valores muy distorsionados que desvirtúan el concepto de sexualidad que después desarrollarán»”.

Allá en los años setenta, ochenta y con la apertura a la libertad democrática aquí en España floreció un gran negocio y nadie lo veía mal todo lo contrario era un símbolo de libertad, había que dejar atrás los tiempos de la represión, de la censura de los valores de la religión católica. Y este fenómeno fue a nivel mundial, ahora vemos que esta conducta no ha sido la las apropiada sino que ha perjudicado grandemente a nuestra sociedad.

Cuando Dios pone las normas es por una razón con un motivo pues Él nos ha creado, nos conoce y nos ha dado un manual de instrucciones, el no respetar ese manual de instrucciones lleva al dolor, al sufrimiento, a la tristeza, al error, a que en nuestra sociedad prevalezca la injusticia, a la mentira, la corrupción, el egoísmo, la violencia, la pobreza, …

Como dice en su palabra: "La hierba se seca y se marchita la flor, mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre"(Isaías 40:8). Su palabra permanece para siempre y sus mandamientos también y están ahí puestos para bien y para salvaguardar nuestro visa en todos los niveles, a nivel físico, a nivel psíquico y a nivel sentimental dándonos el equilibrio exacto y preciso.

Todo lo que vemos a nuestro alrededor nosotros mismos hemos sido creados por Dios, y Él ha puesto ley a toda la naturaleza y esas permanecen para siempre.

Cuando construimos alguna cosa ponemos toda nuestra inteligencia y sabiduría en ello, buscando la perfección en su fabricación para que ésta sea útil a la sociedad y digna de ser alabada. Así es todo aquello que Dios ha creado: “y vio Dios que era bueno” (Génesis 1:31), nosotros somos los que hemos sembrado el caos al romper las normas básicas del cuidado, la conservación, la no sobrexplotación de los recursos, la manipulación, contaminando por no gestionar bien los residuos, etc… Y con el ser humano y nuestra vida personal ha sido lo mismo, vamos en contra de Dios, no cumplimos sus mandamientos y sufrimos las consecuencias.

Investiguemos en su ley y cumplamos sus mandamientos para que nuestra vida sea un éxito.

Os dejo aquí para la lectura y la meditación las palabras del rey David:

Salmos 19 Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Las obras y la palabra de Dios


Al músico principal. Salmo de David
19 Los cielos cuentan la gloria de Dios
y el firmamento anuncia la obra de sus manos.
Un día emite palabra a otro día
y una noche a otra noche declara sabiduría.
No hay lenguaje ni palabras
ni es oída su voz.
Por toda la tierra salió su voz
y hasta el extremo del mundo sus palabras.
En ellos puso tabernáculo para el sol;
y éste, como esposo que sale de su alcoba,
se alegra cual gigante para correr el camino.
De un extremo de los cielos es su salida
y su curso hasta el término de ellos.
Nada hay que se esconda de su calor.
La ley de Jehová es perfecta:
convierte el alma;

el testimonio de Jehová es fiel:
hace sabio al sencillo.
Los mandamientos de Jehová son rectos:
alegran el corazón;
el precepto de Jehová es puro:
alumbra los ojos.

El temor de Jehová es limpio:
permanece para siempre;
los juicios de Jehová son verdad:
todos justos.
10 Deseables son más que el oro,
más que mucho oro refinado;
y dulces más que la miel,
la que destila del panal.
11 Tu siervo es, además, amonestado con ellos;
en guardarlos hay gran recompensa.
12 ¿Quién puede discernir sus propios errores?
Líbrame de los que me son ocultos.
13 Preserva también a tu siervo de las soberbias,
que no se enseñoreen de mí.
Entonces seré íntegro
y estaré libre de gran rebelión.
14 ¡Sean gratos los dichos de mi boca
y la meditación de mi corazón delante de ti,
Jehová, roca mía y redentor mío!

Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Copyright © 1995 by United Bible Societies

martes, 20 de noviembre de 2018

La lógica de hombre, la lógica de Dios


8 Luego llegó a Elías una palabra de Jehová, que decía: 9 «Levántate, vete a Sarepta de Sidón y vive allí; ahí le he dado orden a una mujer viuda que te sustente.»
1ª Reyes 17:8

Jehová envía a Elías hasta Serepta de Sidón, allí habita una viuda la cual ha recibido orden de Dios para que lo sustente, ¿no habría mejores casas donde Elías pudiese morar y satisfacer sus necesidades de comida y vestido? ¿Por qué en casa de esa mujer? ¿era una mujer perfecta? No.  Luego de recibir el mensaje de parte de Dios aquella mujer pobre y desvalida la cual no tenía ni comida para ella y su hijo, ¡cuántas veces no diría Dios, “yo no tengo nada que ofrecer, ¿no ves mi situación?”! Estaba preparándose para comer lo último que le quedaba para su hijo y para ella y luego se dejaría morir.

Cuando Elías llega a su casa y le pide de comer, viendo la situación de aquella mujer, sus palabras parecen totalmente egoístas. “Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tus manos” (ver. 11). Estaba diciendo a aquella mujer viuda, primero atiéndeme a mí y luego si sobra coméis vosotros. ¿Por qué no hacer primero el milagro y así comer todos.

Dios estaba poniendo a prueba la fe de aquella mujer, estaba probando si obedecería o no a su palabra. Acordaos de las palabras de Jesús: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33). Primero está la obediencia a Dios y luego el resto de las cosas.

Las pruebas, duras e injustas a los ojos humanos para aquella mujer no quedaron ahí, posteriormente su hijo, su único hijo, en el cual estaba fijada su esperanza (él se prepararía, trabajaría, la ayudaría y la sustentaría), enferma gravemente con unas fiebres muy altas y se queda sin aliento. La reacción de la mujer es igual que la nuestra en muchas ocasiones: “Entonces dijo ella a Elías: ¿Qué tengo que ver yo contigo, varón de Dios? ¿Has venido aquí a recordarme mis pecados y a hacer morir a mi hijo?” (Ver 18). ¿Cuántas veces nos olvidamos que Dios es un Dios de misericordia?

El propio Elías clama a Dios manifestando la acción “ilógica” de Dios desde nuestro punto humano: “Luego clamó a Jehová diciendo: «Jehová, Dios mío, ¿también a la viuda en cuya casa estoy hospedado vas a afligir, haciendo morir su hijo?»”.(Ver 20). No clamamos igualmente a Dios nosotros, ¿Cómo puede ser que si estamos obedeciendo a Dios nos pueden venir males a nuestra vida?, pero todos estos sucesos tenían un propósito en la vida de aquella mujer: “Entonces la mujer dijo a Elías: —Ahora reconozco que tú eres un varón de Dios y que la palabra de Jehová es verdad en tu boca” (Ver 24).

Concluimos aquí lo que el mismo apóstol Pablo aseguraba: “Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28).

Lo que tampoco podemos hacer es buscar nosotros los problemas, por ir en contra de los mandamientos de Dios o llevados por nuestros deseos e intereses olvidándonos de Dios y luego preguntarle por qué estamos en esta situación o por que hemos caído en una situación de dolor y desesperación como le paso al hijo prodigo. 

"La insensatez del hombre tuerce su camino y luego se irrita su corazón contra Jehová" (Proverbios 19:3).

Tengamos presente las mismas palabras que Jehová por medio del profeta Isaías dijo al pueblo de Israel descansemos en Él y esperemos en sus promesas:

Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos ni vuestros caminos mis caminos», dice Jehová.
«Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos y mis pensamientos, más que vuestros pensamientos.
Isaías 55:8-9 (RVR1995)

jueves, 15 de noviembre de 2018

El verdadero arrepentimiento


“Nunca es tarde para el arrepentimiento y la reparación.”


Charles Dickens

Hoy 14 de noviembre y luego de largo silencio la iglesia Católica en España hizo un comunicado sobre la pederastia en el seno de la iglesia y en dicho manifiesto se dice: “... no son ni más ni menos responsables que el resto de los españoles … en España existe una campaña mediática y política en contra de la institución”. La respuesta, podíamos decir que es políticamente correcta; así se han defendido y se defienden todos los políticos siempre; y nosotros también. Cuando nos dicen que algo no lo estamos haciendo correctamente acusamos al otro que está a nuestro lado: “él hace lo mismo” o incluso le recordamos al que nos acusa de todo lo que él hizo mal en el pasado o presente.

La iglesia Católica a lo largo de toda su historia, en todo el mundo, hizo muchas barbaridades e incluso en nombre de dios. Y escribo aquí el nombre "dios" en minúscula porque el Dios con mayúscula detesta y detestará todas esas atrocidades. Se critica la acción de los nazis en la Segunda Guerra Mundial pero la institución Católica no se queda atrás. Pero yo no soy el que voy a juzgar, sino que seré igualmente juzgado por Dios. Siempre ha ocurrido lo mismo y siempre ocurrirá, no queremos reconocer nuestros errores, nuestra culpa, nuestros pecados y los disfrazamos justificándolo con las circunstancias: fueron tiempos pasados, las compañías, la familia, …. igual que Adán le echo la culpa a Eva y Eva a la Serpiente. Jesús dijo a los habitantes de la ciudad de Capernaúm: “Y tú, Capernaúm, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades serás abatida, porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en ti, habría permanecido hasta el día de hoy. Por tanto os digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma que para ti.»” (Mateo 11:23-24). ¿Era peor la conducta de los habitantes de Capernaún que la de los habitantes de Sodoma y Gomorra?, ¡Qué va, ni por asomo! No había los mismos niveles de depravación. Ellos se creían sin necesidad de arrepentimiento no eran de pecadores como los de Sodoma y Gomorra,   pero no creían a Jesús y a su palabra y al no arrepentirse de sus pecados y de sus faltas no alcanzarían la vida eterna, y el veredicto a los de Sodoma y Gomorra sería más tolerante que para los de Capernaúm. Esto da que pensar.

El verdadero arrepentimiento requiere que, una vez que tenemos conocimiento de pecado cometido que no nos disculpemos ante Dios, sino todo lo contrario, que nos arrepintamos allí en lo más profundo de nuestro corazón, reconociendo nuestro pecado y sin poner ninguna disculpa para justificarnos y cambiar de actitud de forma radical con ayuda del Espíritu de Dios. Eso fue lo que hizo David cuando el profeta Natán le comunico su pecado y entendió que era digno de la muerte: “Entonces dijo David a Natán: —Pequé contra Jehová. Natán dijo a David: —También Jehová ha perdonado tu pecado; no morirás. 14 Pero, por cuanto con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová, el hijo que te ha nacido, ciertamente morirá. (2ª Samuel 12:13).

Reconoció en el mismo instante su pecado y no puso ninguna disculpa, esa es la actitud correcta para obtener el perdón de Dios y así obtuvo el perdón de Dios aunque también sufrió su castigo. En la parábola del hijo pródigo la actitud es la misma: El hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.” (Lucas 15:21).

La altivez, la soberbia, el no reconocer el pecado, el poner disculpas, el mentir, … no lleva a buen puerto. Solamente el arrepentimiento y reconocer que hemos pecado primero en contra de Dios y luego contra los que hemos ofendido o perjudicado, nos lleva al perdón, a la restauración y a la obtención de la vida eterna.

Hay un texto muy ilustrativo en el libro de Proverbios: "El que oculta sus pecados no prosperará, pero el que los confiesa y se aparta de ellos alcanzará misericordia”. (Proverbios 28:13).

Otra cosa que debemos tener en cuenta es que el diablo en momentos de debilidad siempre nos va a atacar mostrándonos cuan imperfectos somos y como hemos pecado una y otra vez con el fin de destruirnos, pero en esos momentos debemos acordarnos del siguiente texto del profeta Isaías:

Lavaos y limpiaos, quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos, dejad de hacer lo malo, aprended a hacer el bien, buscad el derecho, socorred al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. »Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; aunque sean rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana».
Isaías 1:16-18

Dios pone delante de nosotros y de forma gratuita el perdón: “Deje el impío su camino y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar”. (Isaías 55:7).

Como cristianos debemos ser luz en este mundo y guía para aquellos que conocen a Dios y para los que no le conocen, no podemos ser piedra de tropiezo. Nuestra conducta, contraria a los mandamientos de Dios, puede ser piedra de tropiezo para que otros no lleguen a los pies de Cristo.

Como cristianos también tenemos la obligación de perdonar: “Perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben” (Lucas 11:4). No hace falta que comente aquí la explicación de Jesús sobre este texto.

Y concluyo con el siguiente texto bíblico:

¡Cuán bienaventurado es aquel cuya transgresión es perdonada, cuyo pecado es cubierto!
 (Salmos 32:1)

Si quieres ser sabio no seas altivo, humíllate delante de Dios


“... porque Jehová da la sabiduría y de su boca proceden el conocimiento y la inteligencia.
Él provee de sana sabiduría a los rectos: es escudo para los que caminan rectamente”.
Proverbios 2:6-7

Nadie quiere ser un necio ni que se le llame necio. Pero, ¿Quién doto de inteligencia al hombre y de sabiduría? Solo bajo la óptica de este texto del libro de los Proverbios de Salomón podemos entender lo que dice el profeta Isaías y que luego fue citado por Jesús y el apóstol Pablo:
 “Y dijo:
—Anda, y dile a este pueblo:
“Oíd bien, y no entendáis;
ved por cierto, pero no comprendáis.”
Embota el corazón de este pueblo,
endurece sus oídos y ciega sus ojos,
para que no vea con sus ojos
ni oiga con sus oídos
ni su corazón entienda,
ni se convierta y haya para él sanidad.
Isaías 6:9-10
Aquel que no se humilla delante de Dios y se cree poseedor de la razón, del conocimiento, de la inteligencia, y no se pone a los pies de Cristo para aprender, ser moldeado o ser instruido. Aquel que no camina rectamente cumpliendo sus mandamientos no puede esperar tener esa sana sabiduría que Dios da a los rectos. “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová” (Proverbios 1:7). Es la base, el fundamento para construir nuestro pensamiento, nuestro conocimiento para actuar de forma sabia y entendida en armonía con nuestro Creador. Directrices que nunca fallan y son acertadas y nos llevan a un camino de prosperidad, de la seguridad, de integridad en el cual nos sentimos seguros y fortalecidos pues no entra el pecado, la injusticia, la mentira, la altivez, etc. actos estos que nos llevan al alejamiento de Dios y a la autodestrucción.
El apóstol Santiago conocedor que la sabiduría proviene de Dios nos exhorta a pedir la sabiduría a Dios: “Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” (Santiago 1:5).
Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión.
Romanos 12:16
No seas sabio en tu propia opinión;
Teme a Jehová, y apártate del mal;
Porque será medicina a tu cuerpo,
Y refrigerio para tus huesos.
Proverbios 3:7-8

martes, 6 de noviembre de 2018

¿Tu pasado está condicionando tu futuro?

18 No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. 19 He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.
Isaías 43:19
Hay veces que pasamos situaciones complicadas, difíciles, imposibles, desesperadas, en las cuales no vemos la luz al final del túnel. También no es menos cierto que nuestro pasado como maleta de bronce lastra nuestro futuro y no deja que fluya la felicidad y el gozo en nuestro interior.
Dios a través del profeta Isaías llama a Su Pueblo a olvidarse del pasado y mirar al futuro, que este se llene de sueños, de proyectos, de promesas, de bendición en el más amplio sentido de la palabra, material y espiritual. Les habla de un futuro glorioso y ¿hay algo mayor que la venida de del Hijo de Dios a la Tierra de los mortales?

El apóstol Pedro en su primera epístola dice de este acontecimiento lo siguiente:

“Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba con ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos. A estos seles reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles” (1º Pedro 1:10-12).

Nosotros tenemos el privilegio de gozar de las promesas de los tiempos antiguos y todas ellas las podemos alcanzar a través de la fe”

Muchas personas de fe vivieron antes del nacimiento de Cristo esperando esta promesa, la redención de toda la humanidad por la gracia de Dios y por medio de la muerte de Cristo en la cruz.

Este pasaje está muy relacionado con Isaías 40:2 “Voz del que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová, enderezad calzada en la soledad a vuestro Dios”. Todo valle será alzado y bajado todo monte y collado y lo torcido se enderece y lo áspero se allane. Y se manifestará la gloria de Jehová y toda carne conjuntamente la verá, porque la boca de Jehová ha hablado”.

El pasado puede atarnos de tal forma que no veamos que todo puede cambiar pues a nuestro lado está Dios que tiene poder suficiente para cambiar nuestra vida por completo. Tenemos que salir de nuestro estado de confort y dar pasos en la dirección del cambio y nuestro Señor hará el resto. Si seguimos en nuestra situación de pecado, o nuestro pasado nos ata de tal forma que impide ese cambio, o nos convence que ya no hay solución, que Dios ya no quiera saber nada de nosotros, no podemos obtener el perdón y la bendición de Dios. En otras ocasiones el diablo aprovecha los recuerdos de nuestro pasado para  atarnos y mantenernos inmóviles y posteriormente destruirnos, provocando que dudemos sobre la gracia y el perdón de Dios.

Pero Jesús dijo.



"Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga."
Mateo 11:28-30 Reina-Valera 1995 (RVR1995)

El corazón del hombre


13 Desde los cielos miró Jehová;
    Vio a todos los hijos de los hombres;
    Sobre todos los moradores de la tierra.
    Atento está a todas sus obras.



14 Desde el lugar de su morada miró
15 El formó el corazón de todos ellos;
Salmo 33:13-15

Tanto en el versículo 13 como en el 14, se incluyen a todos los hombres y mujeres habitantes del planeta Tierra, no hay excepciones, nadie se libra de la observación del ojo de Dios. Fuimos formados por su Divino poder como dice el salmista David: Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre” (Salmo 139: 13). Y al igual que formo cuidadosamente cada parte de nuestro cuerpo formo también nuestro corazón, y aquí no se está hablando solo del órgano físico que bombea la sangre a todo nuestro cuerpo está hablando de un concepto mucho más profundo, no solo ha creado todos nuestros órganos de nuestro cuerpo para darnos vida sino que también nos ha dotado de espíritu.

¿Qué se entiende aquí por corazón del hombre? El concepto aquí al igual que en otras partes de la Biblia engloba mucho más que un órgano físico de nuestro cuerpo, estamos a hablar de sentimientos, de pensamientos, de actitudes, deseos, decisiones, etc.

Examinando la Palabra de Dios encontramos que Jehová dijo a Samuel: “He hallado a David, hijo de Isaí, un hombre conforme a mi corazón, que hará toda mi voluntad” (1ª Samuel 13:14, Hechos 13:22). Dios no un ser que tenga cuerpo físico como nosotros pero si tiene corazón pues él tiene sentimientos, sabiduría, pensamientos, etc. Él ha diseñado nuestro corazón para hacer su voluntad pero nuestros deseos, nuestras pasiones, nuestras decisiones, la libertad con la cual Dios nos ha dotado nos llevan a alejarnos de Dios y como consecuencia a no ser “conforme al corazón de Dios”. De su mismo pueblo dijo: “Este pueblo de labios me honra pero su corazón está lejos de mí” (Mateo 15: 8, Marcos 7:6, Isaías 29:13).

¿Cuál es nuestra situación delante de Dios, está alineado nuestro corazón al de Dios como el de David y de todos aquellos que decidieron servirle a él aunque tuviesen que perder su vida por esta causa? En que se centran los proyectos de nuestra vida, nuestros pensamientos, nuestras actuaciones, nuestros sentimientos, etc. Jesús dijo: donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mateo 6:21, Lucas 12:34).

Al hablar Jesús con sus discípulos dijo esto: ”18 Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre, 19 porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. 20 Estas cosas son las que contaminan al hombre” (Mateo 15:18-20).

Pidamos a Dios que nos guíe a ser conforme a su corazón y que nosotros nos dejemos amoldar como barro a la forma que él quiera darnos conforme a su voluntad.

“El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo” (1ª Juan 2:6).

“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él mana la vida” (Proverbios 4:23).

El perdón

“Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado”.
Salmo 32:1
Muchas veces a lo largo de nuestra vida cometemos muchos errores, ya nos gustaría escribir siempre sin ningún error en la página en blanco de nuestra vida. Cada vez que volvemos a releer en el libro escrito de nuestra vida vemos aquellos tachones, aquellas decisiones erróneas, aquellas malas acciones cometidas, las oportunidades desaprovechadas, etc. y ya nada podemos cambiar en nuestro pasado, el camino recorrido ya está recorrido, los pasos dados, ya están dados, las huellas que han quedado marcadas en nuestro pasado no las podemos borrar…

Pero además lo que más nos duele es el daño que hemos podido hacer a aquellas personas que amamos, que son importantes para nosotros, ¿Cuántas veces hemos perdido un amigo o una amiga por nuestra forma de actuar, o por no controlar nuestra lengua? ¿Cuánto no daríamos por recuperar la amistad de aquella persona que fue nuestra esposa o esposo?

Todo error, las ofensas, la mentira, la agresión física o transgresión de la ley nos aleja de las personas a las que un día estuvimos muy unidas, pero cuando recibimos el perdón y ese perdón es sincero de tal forma que por mucho que busquemos ya no aparece en nuestro libro de la vida, para nosotros es un alivio un descanso, y el sentimiento de dolor interior y las lágrimas se convierten en gozo y alegría. Esto es lo que quiere reflejar en este Salmo David. “Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada y cubierto su pecado”.

El primer paso para obtener el perdón es reconocer el error o el pecado y el segundo paso es confesarlo delante de Dios pero también delante de aquella o aquellas personas a las que hemos ofendido. Mientras no confesemos nuestros pecados y no pidamos perdón por nuestras ofensas no podremos comenzar esa restauración de nuestro interior, sino todo lo contrario el pecado nos destruirá poco a poco y acabará con nuestra felicidad y nuestro gozo. Decía el Salmista: “Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día” (Salmo 32:3).



El perdón de nuestros pecados y la restauración de nuestra vida pasada está al alcance de nuestra mano solo tenemos que acudir delante de Dios y pedir perdón por las ofensas que contra él o en contra de nuestros semejantes hemos cometido.

Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1ª Juan 1:9).

lunes, 5 de noviembre de 2018

La familia es lo más importante


“La casa y las riquezas son herencia de los padres, pero don de Jehová es la mujer prudente”.
Proverbios 19:14

El que encuentra esposa encuentra el bien y alcanza la benevolencia de Jehová”.
Proverbios 18:22


Si alguien importante para nuestras vidas, alguien famoso, un rey, un presidente, alguien relevante en el mundo de las finanzas, etc. nos hiciese un regalo especial a nosotros, desde luego no lo abandonaríamos ni lo descuidaríamos, todo lo contrario lo protegeríamos para que nadie nos lo pudiese robar o llevar, que no se deteriorase, lo colocaríamos en una vitrina, y lo mostraríamos a todos los que nos visitasen. Nuestra pareja, nuestra esposa, es un regalo de Dios y no podemos descuidar ese regalo de Dios, debemos poner todos nuestros cuidados en ella. También así de los hijos, los padres, etc. Debe ser lo primero en nuestra vida como seguidores de Cristo, después del amor y respeto que debemos guardar a nuestro Dios.

Cuando ofendemos a nuestra pareja o esposa estamos despreciando ese regalo de Dios, nosotros no maltrataríamos ni despreciaríamos ese regalo preciado, valiosísimo que alguien importante nos ha regalado, no podemos tampoco dejar a un lado a nuestras esposas y menos a nuestros hijos o hijas: “Herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre”. (Salmo 127: 3). Nuestra obligación es cuidarlos, educarlos, corregirlos, exhortarlos y hacerlos hombres y mujeres de bien, y esto incluye la enseñanza de los mandamientos de Dios. Como dijo el sabio Salomón: Instruye al niño en su camino, y ni aun de viejo se apartará de él” (Proverbios 22:6).

En el día de hoy un tema de gran preocupación en la sociedad occidental es la violencia machista, solo en España unas 60 mujeres o más mueren por esta causa al año, esto no pasaría en una sociedad cristiana, donde la esposa es el vaso frágil, el regalo que Dios da al esposo, lo más apreciado por Dios como bendición para el esposo como persona, para su hogar, como ayuda idónea,  etc… Esa bendición es mutua pues en ningún momento en la Palabra de Dios la mujer queda en un segundo plano ni es considerada menos que su esposo, sino que ambos son una sola carne.

Nuestra obligación delante de Dios es cuidar esa relación personal e íntima entre los dos y con el Señor cada día de nuestra vida. Nosotros nos equivocamos en nuestras decisiones o acciones pero Dios nunca se equivoca, él sabe lo que es mejor para cada uno de nosotros. Las relaciones humanas no son fáciles en muchas ocasiones, pero si continuamos en los caminos del Señor al final de la prueba saldremos fortalecidos y comprobando que aquella persona que Dios ha puesto a nuestro lado es la idónea, buscada con esmero por nuestro Señor y que nos va a dar muchas más alegrías que tristezas y que estará ahí en esos momentos realmente difíciles y complicados.