Oseas 10:11-12
En cierto lugar, cierto día, un predicador estaba a hablar de la buena y la mala siembra y citó este texto. De repente a mí me surgieron un montón de preguntas y un gran interés por descubrir el propósito de Dios a decir estas palabras, pues se hablaba más que de la siembra, también se habla del “barbecho[1]”, que viene a ser todo lo contrario a la siembra.
A mi mente vinieron varios textos de los mandamientos de Dios al Pueblo de Israel para que dejasen descansar la tierra: »Seis años sembrarás tu tierra y recogerás su cosecha, pero el séptimo año la dejarás libre, para que coman los pobres de tu pueblo, y de lo que quede comerán las bestias del campo. Así harás con tu viña y con tu olivar (Éxodo 23:10-11).
Cada siete años la tierra debía descansar, ese año la tierra quedaba a barbecho, no era cultivada, ni segada. Yo creo que esto tenía varios fines, por un lado está el fin conservador y regenerador de la tierra, la humedad y sus nutrientes evitando a su vez agentes patógenos, hecho contrastado y abalado científicamente muchos años después de que Dios lo mandase a su Pueblo, pues él como creador de todas las cosas sabe cómo funcionan.
El texto habla en alegoría de sembrar para ellos, para cada uno de los hombre y mujeres habitantes del Pueblo de Israel en justicia y segar en misericordia, es curioso ligar la palabra segar a misericordia, fruto recogido en abundancia a pesar de no ser merecido. Aunque el diccionario de la Real Academia Española dice que la misericordia es la virtud que inclina el ánimo a compadecerse de los trabajos y miserias ajenos, en la Biblia va más allá, como lo podemos ver en el libro de los Salmos cuando David ora a Dios y dice: “De los pecados de mi juventud y de mis rebeliones no te acuerdes. Conforme a tu misericordia acuérdate, Jehová, de mí, por tu bondad” (Salmo 25:7).
De alguna manera ese año sabático servía para proteger a todas las especies, recordándole al ser humano que la tierra, aunque Dios le dio al hombre y a la mujer el poder para dominar[2] la naturaleza, no les pertenecía solo a ellos sino también a todo el reino animal y vegetal: “de lo que quede comerán las bestias del campo” (Éxodo 23:11), y también era un año de gracia para los pobres, los esclavos y los necesitados. “pero el séptimo año la dejarás libre, para que coman los pobres de tu pueblo” (Éxodo 23:11). Este mandamiento estaba ligado a que cuando realizaban la recogida de los frutos de la tierra no podía recoger todo sin dejar nada en el campo, pues sino, ¿de qué vivirían en el año sabático? Si no quedaba nada en la tierra y no sembraban no saldría fruto, ni cereales, ni hortalizas,… nada de nada, salvo el fruto de la vid o de los árboles[3].
Pero después de todas estas explicaciones y ejercicio de memoria me seguía preguntando ¿Cuál es la lección espiritual de todo esto?
Después del reinado de Salomón el reino de Israel se divide en dos: El reino de Israel y el reino de Judá. Lo primero que aquí se confirma es la unidad de las tribus de Israel en el trabajo de la siembra y no solamente que Efraín, como niña bonita, tuviese el privilegio de la recogida del fruto de la siembra, la región de la tribu de Efraín que pertenecía al reino de Israel se había desarrollado económicamente más que el reino del sur y se sentía superior, de ahí las alusiones a esta tribu, a ella le toca someterse (yugo), poner recursos y trabajar (unciré), la otra tribu, Judá, menos poderosa pero más fiel al Señor pondría la mano de obra pero ambos (Jacob engloba a todas las tribus de Israel), tienen que preparar la tierra. “Jacob quebrará sus terrones…” Había muchas actitudes, injusticias, adoración a otros dioses, desobediencia a la Ley de Dios, malas obras,… que había que cambiar para preparar el terreno de todo el Pueblo de Dios para ser sembrado con buena semilla.
Cuando se habla de sembrar en justicia, tenemos que entender la justicia como el principio moral que inclina al ser humano a obrar y juzgar respetando la verdad y dando a cada uno lo que le corresponde, a Dios en primer lugar pero también al prójimo. En proverbios nos dice: “Hacer justicia y juicio es a Jehová más agradable que sacrificio” (Proverbios 21:3). Ellos que tenían que mostrar la justicia de Dios a todas las naciones no la mostraron todo lo contrario, Jehová dice de ellos: Así ha dicho Jehová, el Señor: «Ésta es Jerusalén; la puse en medio de las naciones y de las tierras de su alrededor. Pero ella cambió mis decretos y mis ordenanzas en impiedad más que las naciones, y más que las tierras de su alrededor; porque desecharon mis decretos y mis mandamientos, y no anduvieron en ellos.» (Ezequiel 5:5-6). Nosotros también ahora somos pueblo de Dios, ¿Cómo es nuestra actitud hacia Jehová y en cuanto a sus mandamientos? ¿Es de respeto a sus mandamientos, de guardarlos y cumplirlos desde lo más íntimo de nuestro corazón? Como discípulo de Cristo nuestros principios, nuestra moral y nuestras obras deben ser las de Jesús.
La siembra nos habla de nuestra obra en el peregrinaje terrenal: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado, pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará, porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna” (Gálatas 6:7-8).
Por otro lado habla de la siega y la relaciona con la misericordia[4], es curioso que la siega se relacione con este término y a mí modesto entender es por dos razones. La primera es la que ya mencionamos, el pueblo de Israel cuando recogía los frutos no podía arrasar con todo debía dejar frutos para los pobres, los necesitados, el extranjero y los propios animales, había que practicar la misericordia. La segunda razón es que en la siega se mostraba tenían como el Creador les daba más de lo que ellos merecían y en amplia generosidad. Una y otra vez la palabra de Dios insiste en la misericordia de Dios y en la obligación de aquel que tiene temor de Dios a ser misericordioso. El profeta Miqueas dice: Hombre, él te ha declarado lo que es bueno, lo que pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, amar misericordia y humillarte ante tu Dios” (Miqueas 6:8). Incluso la justicia y la misericordia están relacionadas en varios textos de la Biblia: “Fui recto para con él, y me he guardado de mi maldad, Por lo cual me ha recompensado Jehová conforme a mi justicia; Conforme a la limpieza de mis manos delante de su vista. Con el misericordioso te mostrarás misericordioso” (Salmo 18:23-25). Dice en el libro de Proverbios: “El que sigue la justicia y la misericordia hallará la vida, la justicia y el honor” (Proverbios 21:21).
Pero, ¿por qué se habla de barbecho? “Haced para vosotros barbecho”, El barbecho habla de reposo[5], de descanso, de reflexión, de libertad[6], año del jubileo[7], año de liberación, año de rescate, de restauración.
Esta idea se recoge de una forma clara en las palabras de Dios a Jeremías y que tenían por destino al pueblo de Israel:
Así dijo Jehová: «Paraos en los caminos, mirad y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino. Andad por él y hallaréis descanso para vuestra alma.» Mas dijeron: «¡No andaremos!» (Jeremías 6:16).
Es este también el mismo espíritu que había en el mandamiento de Dios de guardar el día de reposo[8]. Era un día para dedicarlo a Dios, a la meditación, al estudio de su ley, de sus mandamientos, a la adoración, a la oración,… para que el hombre y la mujer no se dedicasen solo a la adquisición de bienes materiales o trabajar para adquirir más y más riquezas olvidándose de su Dios y Creador.
La situación en tiempo de Oseas en los dos reinos de Israel era nefasta: alejamiento de Dios, incumplimiento su Ley, no se guardaba el día de reposo, no se guardaban las normas para el cuidado de las tierras, no se hacía justicia, no se practicaba la misericordia,… y aquí se usa el ejemplo de las costumbres de la siembra, la siega, el reposo de la tierra para dar una lección espiritual, llamando a un profundo cambio espiritual en el Pueblo de Dios y es una invitación para nosotros también.
Estamos demasiado ocupados en nuestros quehaceres diarios y nuestros pensamientos y objetivos es tener una serie de objetos, de comodidades, de experiencias, de placeres,… que según los anuncios publicitarios y la misma sociedad en general, dichos objetos o son imprescindibles o nos llevarán a alcanzar la felicidad. Pero las consecuencias son todo lo contrario, insatisfacción, tristeza, frustración por no llegar a los objetivos que nos marcaron, envidias, celos, contiendas, dolor, enfermedades, esclavitud, etc. Pues el hombre y la mujer son seres espirituales y como tales necesitan en primer lugar satisfacer esas necesidades espirituales. Entremos, por consiguiente en el “secreto”, en el descanso y en el reposo de permanecer cada día en su presencia.
“Porque ¿quién estuvo en el secreto de Jehová, y vio, y oyó su palabra? ¿Quién estuvo atento a su palabra, y la oyó? …. Pero si ellos hubieran estado en mi secreto, habrían hecho oír mis palabras a mi pueblo, y lo habrían hecho volver de su mal camino, y de la maldad de sus obras” (Jeremías 23:18, 22).
“Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará en público” (Mateo 6:6)
Es muy importante esa relación personal e íntima con nuestro Dios dejando aparte todo aquello que nos aparta de esa bendición, es bueno apartar para un segundo plano todas aquellas tareas cotidianas por un momento y la ansiedad que ellas mismas nos producen para entrar en el lugar secreto con nuestro Dios. Como dice Oseas: “Porque es el tiempo de buscar a Jehová, hasta que venga y os enseñe justicia” (Oseas 10:12).
Y termino con el llamamiento que Jesús non hace: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga.»” (Mateo 11:28-30).
[1] El barbecho es una técnica de la
agricultura por la cual la tierra de cultivo se deja sin sembrar durante uno o
varios ciclos vegetativos. Su fin es recuperar y almacenar materia orgánica y
humedad junto con evitar patógenos, esperando a que sus ciclos terminen sin
poder volver a renovarse debido a la falta de hospederos disponibles.
[2]
Los bendijo Dios y les dijo: «Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y
sometedla; ejerced potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y
todas las bestias que se mueven sobre la tierra.» (Génesis 1:28)
[3]
»Cuando siegues la mies de tu tierra, no segarás hasta el último rincón de ella
ni espigarás tu tierra segada. No rebuscarás tu viña ni recogerás el fruto
caído de tu viña; para el pobre y para el extranjero lo dejarás. Yo, Jehová,
vuestro Dios (Levítico 19:9-10).
[4]
La misericordia es la disposición a
compadecerse de los sufrimientos y miserias ajenas. Se manifiesta en
amabilidad, asistencia al necesitado, especialmente en el perdón y la
reconciliación. Es más que un sentimiento de simpatía, es una práctica. En el
cristianismo es uno de los principales atributos divinos. La misericordia es
también un sentimiento de pena o compasión por los que sufren, que impulsa a
ayudarles o aliviarles; en determinadas ocasiones, es la virtud que impulsa a
ser benévolo en el juicio o castigo. Su etimología, del latín misere (miseria,
necesidad), cor, cordis (corazón) e ia (hacia los demás); significa tener un
corazón solidario con aquellos que tienen necesidad.
[5]
Jehová habló a Moisés en el monte Sinaí y
le dijo: 2 «Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando hayáis entrado en la
tierra que yo os doy, la tierra guardará reposo para Jehová. 3 Seis años
sembrarás tu tierra, seis años podarás tu viña y recogerás sus frutos. 4 Pero
el séptimo año la tierra tendrá descanso, reposo para Jehová; no sembrarás tu tierra
ni podarás tu viña. 5 No segarás lo que de por sí nazca en tu tierra segada, y
las uvas de tu viñedo no vendimiarás; año de reposo será para la tierra. 6 Aun
en descanso, la tierra te dará de comer a ti, a tu siervo, a tu sierva, a tu
criado y al extranjero que habite contigo. 7 También a tu animal y a la bestia
que haya en tu tierra, servirán de alimento todos sus frutos.
(Levítico 25:1-7).
[6]
»Si tu hermano empobrece estando contigo,
y se vende a ti, no lo harás servir como esclavo. 40 Como criado, como
extranjero estará contigo; hasta el año del jubileo te servirá. 41 Entonces
saldrá libre de tu casa junto con sus hijos, volverá a su familia y regresará a
la posesión de sus padres (Levítico 25:39-41).
[7]
Así santificaréis el año cincuenta y
pregonaréis libertad en la tierra a todos sus habitantes. Ese año os será de
jubileo, y volveréis cada uno a vuestra posesión, y cada cual volverá a su
familia. 11 El año cincuenta os será jubileo; no sembraréis, ni segaréis lo que
nazca de por sí en la tierra, ni vendimiaréis sus viñedos, 12 porque es el
jubileo: santo será para vosotros. Del producto de la tierra comeréis
(Levítico 25:10-12).
[8] »Acuérdate del sábado para santificarlo. 9 Seis días trabajarás y harás
toda tu obra, 10 pero el séptimo día es de
reposo para Jehová, tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu
hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni el extranjero que está
dentro de tus puertas,11 porque en seis días hizo
Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y
reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el sábado y lo santificó (Éxodo 20:8-11).
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